Curso de Profundización para Catequistas

La singladura del Curso de Profundización para Catequistas, llegó a su último puerto con una sesión que giró en torno a tres talleres.

El primero de ellos, en el que contamos con la presencia de Manuel López, estuvo centrado en los oratorios que fundó y difundió el sacerdote Gonzalo Carbó. Quien fuera delegado de catequesis de la diócesis de Cádiz y Ceuta, nos presentó de manera detallada la razón de ser de dichos oratorios. Para ello, comenzó abordando los elementos constitutivos y terminó explicando los pasos a seguir para poner en marcha la experiencia de los oratorios. Asimismo, nos recordó que la oración es uno de los pilares sobre los que se asienta la catequesis. El catequista ha de ser un hombre y una mujer de oración. Alguien que no sólo transmite conocimientos, sino, sobre todo, está llamado a ser puente que facilite la experiencia y la relación con el Dios de la vida.

El segundo de los talleres, estuvo a cargo de los creadores de la Mindundis Factory (Pilar Ramírez y Jesús Mario Lorente). Éstos, no sólo nos presentaron su exitoso proyecto, sino que, además, nos ofrecieron una serie de pautas para generar materiales atractivos. Insistieron en la necesidad de escuchar tanto la voz de Dios como la de los hombres. De hecho, la Palabra, hoy como siempre, está llamada a traducirse teniendo en cuenta las categorías históricas del momento. Este es, precisamente, el centro de nuestra fe: el misterio de la encarnación. De este modo, el amor de Dios, presentado por medio de gestos y símbolos significativos, podrá seguir transformando los corazones de nuestros catequizandos.

Finalmente, Migueli, con la alegría que le caracteriza, nos animó a incorporar la música en todas y cada una de las sesiones de catequesis. Se trata de una herramienta capaz de generar vínculos, que facilita el encuentro, que ha marcado y sigue marcando las diferentes etapas de nuestra vida. Igualmente, nos ofreció un amplio abanico de artistas, estilos musicales, recursos y materiales de referencia. Y es que, la música es un don maravilloso, capaz de conmover y alegrar el corazón de los niños.